miércoles, 6 de julio de 2011

Tanabata El festival de las estrellas. Diversas versiones.






El festival de Tanabata tiene su origen en una leyenda china llamada Qi xi ( la noche de los siete).
Tanabata celebra en encuentro de Orihime (la estrella Vega) o Princesa Tejedora, la más brillante de las estrellas de la constelación de Lira y Hikoboshi (la estrella Altair) o Boyero Estelar, la más brillante de las tres estrellas de la constelación Aguila. Según la antigua cosmología china, Vega formaba parte de la constelación Shokujo o Tejedora, situada al este del río Amanogawa (Vía Láctea) mientras que Altair pertenecía a la constelación Kengyu, ubicada al oeste.

Según la leyenda, Orihime  era la hija de Tentei (el rey celestial) y se enamoró de Hikoboshi, su amor fue bendecido por su padre y se casaron. Una vez casados, descuidaron sus obligaciones celestiales, ella dejó de tejer y él abandonó el ganado a su suerte. Enojado el rey celestial los castigó, separándolos a uno y otro lado del río Amanogawa (Vía Láctea) o Río Celestial.

El rey celestial,conmovido por la tristeza de su hija, permitió que los jóvenes se vieran una sola vez al año, durante la noche del séptimo día del séptimo mes. Esa noche las urracas (Kasasagi) acuden volando al Río Celestial y con sus alas desplegadas forman un puente que permite que los amantes crucen la Vía Láctea para encontrarse.

La noche del séptimo día del séptimo mes del calendario lunar es el momento del  año en el cual Vega y Altai aparecen más cercanas una de otra en el cielo, conformando con la estrella Deneb de la constelación del Cisne (las urracas mencionadas en la leyenda) el llamado Triángulo Estival.

La leyenda dice que en caso de que la noche se presente lluviosa, le crecida del río celestial impedirá a las urracas formar el puenbte de unión, quedando los amantes sin poder encontrarse hasta el año siguiente. La lluvia de esa noche es más triste que la de las demás, siendo conocida en Japón como " la lluvia de las lágrimas".







Otra versión de la leyenda que fundamenta el festival de Tanabata dice lo siguiente:

Hace mucho tiempo en algún lugar vivía un joven labrador que un día, volviendo del trabajo, encontró una tela en el camino, la tela más bella que jamás había visto.

- ¡Qué tela tan bella! -, dijo impresionado y la metió en su canasta.

En ese momento, alguien lo llamó. Al darse vuelta se sorprendió al ver una mujer muy
bonita.

- Me llamo Tanabata. Por favor, devuélveme mi hagoromo - dijo la joven.
- ¿Hagoromo? ¿Qué es un hagoromo? - preguntó él.
- Hagoromo es una tela que uso para volar. Vivo en el cielo, no soy humana. Descendía para jugar en aquella laguna pero sin mi hagoromo no podré regresar, por eso, te pido que me lo devuelvas.

El joven avergonzado no se atrevió a decir que él lo había ocultado y dijo no saber de que le hablaba.

Tanabata no pudo regresar al cielo y no le quedó otra alternativa que quedarse en la tierra. Con el tiempo, ambos se hicieron muy amigos y, posteriormente, se casaron. Después de unos años, limpiando la casa, Tanabata encontró el hagoromo.

- ¡Ah! Tú fuiste el que tomó mi hagoromo- dijo sorprendida a su marido. Ahora que ya lo he encontrado tengo que regresar al cielo. Si tú me amas, haz mil pares de sandalias de paja y entiérralas en torno a un bambú. Si lo haces, podremos vernos nuevamente. Hazlo por favor. Te estaré esperando.

Con estas palabras, Tanabata subió al cielo.
El joven se quedó muy triste y comenzó a hacer las sandalias de paja que Tanabata le había pedido para poder verla nuevamente.

Un día creyó haber confeccionado ya los mil pares de sandalias de paja y las enterró en torno a un bambú. En ese momento el bambú se extendió muy alto y llegó hasta el cielo.

- ¡Treparé al bambú y podré ver a Tanabata! - dijo el joven y subió y subió y llegó al extremo del bambú pero el bambú no llegaba al cielo. Le faltaba muy poco para llegar,  faltaban un par de sandalias para completar el millar.

- Me falta solo un poco para alcanzar el cielo - pensó y exclamó - ¡Tanabata! ¡Tanabata! ...

Su voz llegó al cielo, Tanabata la escuchó, se puso muy contenta y extendió su brazo y lo recogió. Felices, se tomaron de las manos. En ese momento apareció el padre de Tanabata quien preguntó:

- ¿Quién es ese hombre?
- Este es mi esposo -  respondió Tanabata.
- Mucho gusto - respondió el joven.

Al padre de Tanabata no le gustaba que su hija se hubiese casado con un humano y preguntó al joven en que trabajaba. El joven dijo que era labrador y el padre de Tanabata le ordenó que por el lapso de tres días cuidara sus tierras y el joven aceptó.

Tanabata le comentó a su marido que su padre estaba tendiéndole una trampa y aunque tuviese sed, no comiese ninguna fruta pues algo malo le ocurriría. El joven comenzó a cuidar de las tierras, pasaron los días y tuvo mucha sed, no pudo aguantar más y tocó una fruta de la cual surgió mucha agua que se convirtió en un río, el Amanogawa. El joven y Tanabata quedaron separados por el río y ambos se convirtieron en estrellas, las estrellas Vega y Altair.

Desde entonces, la pareja, con el permiso del padre, puede encontrarse solamente un día al año, el siete de julio.

Ambas estrellas aún brillan en el cielo.


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